Guillermo ha conseguido salvar la discográfica hipotecando los ingresos que genere Robert en los próximos años… sin saber que al chico le quedan apenas unos meses de vida. Robert está ahora entre la espada y la pared y, tanto a él como a Maribel se les hace cada vez más difícil guardar el secreto sobre su enfermedad. Por eso, cuando desde el Ministerio de Información y Turismo exigen a Robert participar en un concurso para elegir al representante español de un famoso festival, Robert sabe que no puede negarse. Necesita ganar ese concurso para sacar a Golden del atolladero en el que se ha metido. Claro que, para ganar, Robert tendrá que comportarse como lo que no es: el cantante favorito de un régimen que aborrece.